
Expertos internacionales restan importancia a eventuales conflictos en descentralización
La importancia de la descentralización para redistribuir el poder y la democracia, e incentivar la participación ciudadana, destacó la académica de la Universidad Complutense de Madrid, la española Esther del Campo, durante su intervención en el seminario “Descentralización política y resolución de conflictos”, que se realizó hoy en Santiago y fue organizado por la Subsecretaría de Desarrollo Regional (SUBDERE) y el Programa EUROsociAL.
En su exposición sobre “Descentralización Política en América Latina y Europa”, la doctora en Ciencias Políticas y Sociología dijo que la descentralización “es una verdadera reforma del Estado, que, si bien no resuelve todos los problemas del país, sí tiene grandes beneficios, por lo que no debe mirarse como un proceso negativo”.
En cuanto a la realidad de la descentralización en América Latina, la experta señaló que le llama la atención que en la región “solo haya tres países federales y que sean los más grandes, vale decir, Brasil, México y Argentina, mientras que el resto, los más chicos, son todos estados unitarios centralizados. Una razón –agregó- podría ser la disputa del poder, que es más difícil de controlar en los territorios de mayor población y provincias o regiones”, señaló.
Del Campo añadió que la descentralización llegó a Latinoamérica de la mano del desarrollo del modelo de sustitución de importaciones y de la implementación de grandes reformas como fue el caso, en Chile, de la reforma agraria. Sin embargo, “las dictaduras en los años setenta detuvieron este proceso de desconcentración política y planificación regional, lo que se tradujo, por ejemplo, en la suspensión de las elecciones de los niveles intermedios”, indicó.
La profesional afirmó que tras la recuperación de la democracia los países de la región iniciaron reformas estructurales que disminuyeron el rol del Estado implementando uno más regulador, con el fin de ahorrar recursos. En este sentido, discrepó del enfoque, ya que -explicó- “si bien la descentralización es un proceso costoso, este no debe inspirarse en el ahorro de recursos, sino en las necesidades de la población. La descentralización no es privatizar”, enfatizó.
Respecto a la situación actual, expresó que hoy se ven diferencias en el patrón de descentralización que han seguido los países de la región. “En general, los gobiernos prefieren descentralizar en el ámbito administrativo, pero no les gusta avanzar en el plano político y fiscal, porque les resta poder. Los territorios, en cambio, opinan lo contrario, porque quieren elegir a sus autoridades y tener más autonomía política y fiscal”, expresó.
Sin perjuicio de lo anterior, Esther del Campo manifestó que la descentralización no ha permitido mejorar la capacidad de los gobiernos intermedios, por lo que llamó a aumentar la democracia y la participación ciudadana en los territorios, y a fortalecer los gobiernos regionales y municipales para que asuman nuevas funciones administrativas y fiscales.
Por su parte, José María Pérez, quien se desempeña en la Dirección General de Relaciones con las Comunidades Autónomas y Entes Locales de la Secretaría de Estado para las Administraciones Territoriales de la Presidencia de España, expuso acerca del tema “Descentralización Política en España y Resolución de Conflictos”.
En la ocasión, el experto sostuvo que la experiencia del país ibérico demuestra que “la descentralización va a requerir en algún momento de un organismo público adecuado que permita coordinar a los ministerios relacionados con el quehacer de las regiones, que en el caso de Chile perfectamente puede ser la propia SUBDERE”, aseveró.
En cuanto a la posibilidad de conflictos durante el proceso, aseguró que, si el traspaso de competencias es lo suficientemente amplio, entonces el nivel de conflictos va a ser menor. No obstante, reconoció que “en España se ha producido un abuso de la judicialización, porque a veces el Estado se excede con las autonomías”, puntualizó.
En este sentido, Pérez opinó que “es muy necesario, junto con las reformas de descentralización, impulsar una reforma al Estado central, ya que este también debe preparase para convivir con regiones que le van a quitar poder”.
Sobre el particular, añadió que “conforme la administración del Estado vaya perdiendo competencias, debe asumir un nuevo rol que puede ser de planificación, orientación o proponer alternativas. En definitiva, se trata de ponerse más creativo para enfrentar su nueva realidad”, concluyó.